Dada la epidemia del coronavirus y la presente situación sanitaria y social, es importante que puedas comunicarte con tus hijos sobre lo que está sucediendo. En estos momentos tanto adultos como niños pueden experimentar un estrés mantenido en el tiempo. El estrés es parte de la vida cotidiana y, a veces, nos ayuda a motivarnos y a tomar medidas. Los adultos pueden identificar más fácilmente los sentimientos y las causas del estrés y considerar formas de manejarlo. Sin embargo, es posible que los niños no reconozcan signos de estrés o no sepan cómo responder de manera efectiva. Los padres pueden proporcionar empatía y comprensión a sus hijos, sobre todo en estos momentos difíciles. Al saber qué escuchar y observar, y al buscar oportunidades para entablar una conversación con niños de todas las edades, los padres pueden ayudar a sus hijos a manejar mejor los desafíos de la vida. Hay varias claves para hablar con tus hijos sobre el estrés:
Estar disponible
Observa los momentos en que es más probable que tus hijos hablen, por ejemplo, a la hora de acostarse, antes de la cena, en el coche, y muéstrate disponible para escuchar. Inicia la conversación; de este modo tus hijos pueden saber que te importa lo que está sucediendo en sus vidas. Encuentra tiempo cada semana para una actividad individual con cada niño y evita programar otras tareas durante ese tiempo. Intenta conocer los intereses de tus hijos, por ejemplo, su música y actividades favoritas, y muestra interés en ellos. Inicia conversaciones compartiendo algo que hayas estado pensando, o hablando de lo que otros niños podrían estar pensando, en lugar de comenzar una conversación con una pregunta.
Escucha activamente
Cuando tus hijos estén hablando de sus inquietudes, para lo que estés haciendo y escucha. Expresa interés en lo que están diciendo sin ser intrusivo. Escucha su punto de vista, incluso si es difícil de entender. Es importante que permitas que termine de hablar antes de responder. Además, puedes repetir lo que has escuchado para asegurarte de que comprendes lo que quería decir. Ten en cuenta que tus hijos pueden estar contando solo una pequeña parte de lo que les molesta. Escucha atentamente lo que dicen, aliéntalos a hablar y a compartir el resto de la historia.
Responde cuidadosamente
Suaviza las reacciones fuertes: los niños te ignorarán si pareces enfadado o crítico. Expresa tu opinión sin hacer de menos la de ellos. Además es bueno si puedes transmitirles que es saludable estar en desacuerdo. Intenta no discutir sobre quién tiene la razón, y en su lugar, puedes decir: «Sé que no estás de acuerdo conmigo, pero esto es lo que pienso». Una tarea que puede ayudarte a entenderlos es enfocarte en los sentimientos de tu hijo en lugar de en los tuyos propios durante la conversación. Pregúntele a tus hijos qué pueden querer o necesitar de ti en una conversación, como consejos, ayuda para lidiar con los sentimientos o asistencia para resolver un problema.
Da ejemplo
Los niños aprenden mirando a sus padres. La mayoría de las veces, seguirán su ejemplo sobre cómo lidiar con la ira, resolver problemas y superar los sentimientos difíciles. Ayudalos a adoptar estrategias saludables de afrontamiento modelando comportamientos positivos. Involucra a la familia en actividades para reducir el estrés, como salir a pasear, montar en bicicleta o bailar juntos. Los niños pequeños pueden expresar el estrés o preocupación en su juego. Presta atención a los temas en sus conversaciones y actividades para tener una idea de sus preocupaciones. Los adolescentes y los niños mayores a menudo están más involucrados con sus compañeros que con la familia como parte del desarrollo de su propia identidad. Sin embargo, la evitación constante de casa o de los padres puede ser una señal de que un adolescente está angustiado y puede necesitar ayuda. Recuerda también que los niños aprenden de sus propias elecciones. Mientras las consecuencias no sean peligrosas para ellos mismos o para otros, no es necesario que los adultos intervengan. Ocultar o tratar de proteger a los niños de sucesos que ocurren en casa, como un despido, discusiones o una enfermedad en la familia, puede empeorar la ansiedad de un niño. Es importante que seas claro con ellos proporcionando información apropiada para su edad.
Busca ayuda
Si te preocupa que tu hijo esté experimentando un estrés considerable, busca el asesoramiento de un profesional de salud mental con licencia, como un psicólogo. Los psicólogos tienen la formación y experiencia específica que puede ayudaros a ti y a tu hijo a comunicaros y a manejar con éxito el estrés.
Referencias