Después de semanas de confinamiento, volver a la rutina a la que estábamos acostumbrados antes supone un reto. Por eso es importante realizar el proceso de descalcada de un modo progresivo, que permita darnos tiempo para ir adaptándonos a la nueva normalidad. Existen varios puntos a tener en cuenta que pueden ayudarte a afrontar la desescalada.
- Afronta el miedo gradualmente. Tras semanas de encierro y aislamiento salir y exponerse al mundo exterior genera incertidumbre y ansiedad. La manera de hacerlo es exponiéndote de un modo gradual, respetando tu ritmo y planificando rutas familiares que te han sentir cómodo. Poco a poco puedes ir aumentando el tiempo que pasas fuera de casa, y la frecuencia de los paseos.
- Reconoce el esfuerzo emocional de la situación. Volver a la normalidad es un proceso duro emocionalmente que puede generar frustración y estrés. Darte un tiempo para realizar las tareas y no te castigues si no te da tiempo a realizar todo lo que te habías propuesto para el día. Sé comprensivo con la situación y con el esfuerzo emocional que supone.
- Mantente informado y sé flexible. Trata de recurrir a fuentes fiables para estar actualizado con las novedades diarias y las precauciones necesarias. Intenta adaptarte a la situación de cada día, flexibilizando tu expectativas. De este modo la sensación de frustración y de ansiedad serán menos intensas.
- Expresa tus emociones negativas. Comparte con tu familia y amigos cómo te sientes. Además de sentirte escuchado y de poder exteriorizar lo que sientes, te sentirás acompañado en el miedo y el estrés que surgen en un periodo de adaptación como el que estamos atravesando.
- Pide ayuda si la necesitas. Si sientes que el estrés o el miedo son muy intensos pide ayuda a un profesional. La terapia psicológica puede ayudarte a entender y disminuir estas emociones.