Inteligencia Emocional

Optimismo

¿Qué es el optimismo?

El optimismo es  la “propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable”. Es decir, ser optimista es ver el lado bueno de las situaciones.

Optimismo y bienestar

La psicología positiva es una rama de la psicología que surgió hace solo unos años, a manos de Seligman. Su principal objetivo es la búsqueda y el estudio de las cualidades positivas del ser humano. Desde este enfoque se han llevado a cabo estudios (Lyubomirsky) para averiguar qué factores son los que afectan a nuestro bienestar. Sorprendentemente el estudio concluyó lo siguiente:

  • 50% de nuestra felicidad se debe a factores genéticos
  • 40 % de nuestra felicidad se debe a nuestra actitud, nuestras actividades y nuestros hábitos. Todos estos factores son modificables.
  • 10% de nuestra felicidad se debe a las circunstancias vitales, tales como el poder adquisitivo, tener cubiertas las necesidades básicas y la seguridad.

Lo sorprendente de este estudio es que gran parte de nuestra felicidad se debe a cómo afrontamos la vida. Nuestra actitud, nuestros hábitos y nuestra manera de pensar son clave para lograr nuestro bienestar. ¡Y la buena noticia es que podemos controlarlos y modificarlos!

Una actitud optimista consigue que aumente nuestra sensación de bienestar, ya que al centrarnos en el lado positivo de los sucesos sentiremos más emociones positivas y menos emociones negativas.

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¿Cuál es el objetivo de ser optimista?

El objetivo de ser optimista es de lograr nuestro bienestar tanto subjetivo como psicológico.

Bienestar subjetivo      

El bienestar subjetivo es básicamente la evitación del dolor y el logro del placer. Es el tipo de bienestar más instintivo y muchas veces nos guiamos por el a la hora de tomar decisiones. El bienestar subjetivo se compone de nuestro estado de ánimo, de nuestra satisfacción vital y nuestra satisfacción en dominios concretos de nuestra vida, como pueden ser el trabajo o la familia.  Lo importante para lograr este bienestar no es estar siempre contento o estar exageradamente alegre, sino conseguir que las emociones positivas sean frecuentes. Cada emoción tiene una función específica, incluso las emociones desagradables, por eso no podemos dejar de sentirlas o rechazarlas. Lo que si podemos hacer es aumentar la frecuencia de las emociones positivas a través de nuestra actitud y manera de pensar.

Estudiando las emociones positivas y su utilidad (Fredrickson) se ha descubierto que tener emociones positivas de un modo frecuente aumenta nuestro repertorio de pensamiento y nuestra conducta, haciendo que seamos más creativos a la hora de solucionar los problemas diarios. Las emociones positivas también ayudan a aumentar nuestros recursos personales y sociales, lo que amortigua el impacto que tienen sobre nosotros las emociones negativas.

En definitiva, las emociones positivas nos ayudan a ser creativos y resolutivos, y además evitan que las emociones negativas nos afecten tanto.  El optimismo es una actitud que nos ayuda a fomentar estas emociones positivas, haciendo que gradualmente nos sintamos mejor.

Bienestar psicológico

Más allá de la evitación del dolor y la búsqueda de placer se encuentra otro tipo de bienestar: el bienestar psicológico. Se trata de buscar el funcionamiento psicológico óptimo. Para ello se busca la autodeterminación, la cual está compuesta por varios objetivos (Deci y Ryan).

  • Satisfacer las necesidades psicológicas básicas: autonomía, vinculación y competencia
    • Tener un sistema de metas congruente: metas coherentes con nuestros valores e intereses.

Es decir, el bienestar psicológico consiste en desarrollar la autonomía y la vinculación teniendo unas metas que nos motiven pero que no nos supongan una presión excesiva.

Entender en qué consisten estos dos tipos de bienestar sirve para entender qué necesitan nuestros hijos y cómo podemos ofrecérselo. En ocasiones el desarrollo de su autonomía puede llevar a comprometer su bienestar subjetivo a corto plazo, pero a largo plazo merece la pena. Para afrontar los problemas con nuestros de una manera optimista hay que buscar el lado constructivo, aquel que nos permite encontrar una solución que consiga consecuencias positivas duraderas.

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Por ejemplo, imagina que tu hijo viene a casa diciendo que no quiere volver al colegio porque tiene que hablar delante de toda la clase al día siguiente:

– Si le permitimos no ir a clase al día siguiente estaremos evitándole el malestar que le causa el tener que hablar en público, pero estaremos comprometiendo su autonomía.

– Si le regañamos por no querer ir a clase, estaremos aumentando aún más su malestar.

– Si tratamos de quitarle importancia a su malestar estaremos transmitiéndole que las emociones negativas no deben ser experimentadas o que no son útiles.

La manera optimista de afrontar esta situación sería a través de varios pasos.

– En primer lugar sería positivo legitimar el sentimiento de nuestro hijo, comunicándole que entendemos que este nervioso por su presentación: hablar en público es una situación novedosa, y por ello resulta algo inquietante.

– En segundo lugar podemos señalarle lo positivo de la emoción: “estar nervioso es una reacción normal de nuestro cuerpo, hace que estemos preparados y gracias a ello nos centramos mejor. Solo se convierte en negativa si dejamos que nos domine”.

– Por último, podemos señalarle a nuestro hijo lo positivo de la situación: “hablar en público es algo que vas a tener que hacer y es estupendo que empieces a practicarlo. Cuanto más lo practique mejor se te dará”.

Con el enfoque optimista logramos dos objetivos: legitimar lo que siente nuestro hijo y escuchar su necesidad de ser comprendido. A la vez fomentamos su autonomía y le mostramos lo positivo de la situación, haciendo así que sus emociones positivas aumenten.

Bibliografía:

Amigo, Isaac, Psicología de la Salud

Deci, Ryan (2000) La Teoría de la Autodeterminación y la Facilitación de la Motivación Intrínseca, el Desarrollo Social, y el Bienestar, American Psychologist, Vol. 55, No. 1, 68-78

Fredrickson, B.L. (1998). What good are positive emotions? Review of General Psychology, 2(3), 300-319

Lyubomirsky, S. (2008) “El Cómo de la Felicidad”

Patterson, G. R. (1982) A social learning approach vol 3: Coercive Family Process. Castalia

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